A la puta le gusta mi verga
Era evidente que le gustaba mi verga, siempre me lo decía pero al mismo tiempo se le podía ver en la cara. Esa puta empezó a comérmela, hasta cerraba los ojos para sentirla mejor. Luego le dije que se pusiera como una perra, se colocó a cuatro patas y la penetré. Se la metía en su vagina una y otra vez. Se dio la vuelta para que siguiera follándomela mirándonos a la cara, luego volvimos a cambiar varias veces más hasta que finalmente me corrí dentro de su vagina. Al sacarla ella comenzó a acariciarme con sus pies mientras me decía lo mucho que le gusta mi verga.