Mi secretaria asiática era una cerda, me la follé en el despacho
La encontré masturbándose y no pude contenerme. Me escondí, saqué mi polla y comencé a tocarme mientras la miraba. Siempre me había puesto cachondo esa cerda, a pesar de ser asiática tenía dos grandes tetas, no se parecía en nada a esas chicas flacuchas que se suelen ver.
Y claro, al verla con sus piernas abiertas, su coño mojado y tocándose excitada mientras veía porno en su ordenador no pude contenerme. Me planté delante de ella con mi polla dura y le dije que yo iba a darle lo que necesitaba. Al fin y al cabo soy su jefe y debo preocuparme por su bienestar, menos cuando pide aumento de sueldo claro.
Allí encima de la mesa del despacho comencé a penetrarla, la verdad es que estaba tan mojada que sentía como mi rabo entraba y salía totalmente lubricado con sus fluidos vaginales. Poco después la desnudé, me apetecía verla sin ropa aparte de follármela. La verdad es que desnuda aun estaba mucho más buena que vestida, vaya tetazas tenía la zorrita. Al final tuve que correrme dentro de su coño, faltaría más.